Hola amigos de ¡Oh Qué Bola! les comparto mi crónica de lo vivido el pasado domingo 13 de noviembre en una maravillosa experiencia de Trail Running. Esta vez la cita fue en el municipio de Pradera en el Valle del Cauca en un exigente ascenso a la emblemática y mítica Piedra del Canadá.
Desde muy temprano tomamos camino hacia Pradera, la expectativa por parte de mis amigos Wilson y Bryan era muy grande estábamos ansiosos por hacer una buena carrera. A las 7:30 a.m. llegamos al Centro Recreacional Chapultepec, donde encontramos a nuestros amigos, apasionados por correr y preparados para dar inicio a la carrera. A las 5:00 a.m. los atletas en la categoría de 50 km fueron los primeros en dar inicio a la carrera. Ahora la espera era por los participantes de 21k y 10k.
El sol empezó a irradiar muy fuerte y la salida se demoraba un poco por cuestiones logísticas ya que las lluvias de los días anteriores habían provocado algunos derrumbes con lo cual la organización tuvo que hacer unos cambios de última hora en las rutas; pero eso no desmotivaba a la gente que estaba con la misma energía por comenzar la carrera.
Ya era hora de dar inicio al reto, era el momento de los participantes de 21k. Con un calentamiento previo, nos paramos en la línea de partida a las 8:15 a.m. para dar la largada. Ya en el recorrido la primera etapa la vivimos a través de un río donde había que ser muy cuidadoso de no pisar mal ya que apenas era el inicio de la travesía. No llevaba mucho tiempo transcurrido cuando los atletas de 10k ya empezaron a alcanzarnos y lógicamente a dejarnos atrás.
La travesía empezaba a ascender a través de un potrero muy empantanado, lo bueno de este ascenso era empezar a divisar el imponente valle y toda la hermosura que este refleja y un buen momento para tomar fotos y disimular el cansancio. La falta de entreno hacía que me fuera quedando rezagado con los últimos y mi amigo Wilson se adelantaba en el camino. En ese momento la idea era seguir avanzando y más por el orgullo de no quedar de ultimo.
Era impresionante ver a los corredores de 50 km que se cruzaban en nuestra ruta y admirar las capacidades que ellos tienen gracias a su dedicación en cada entreno y pensar: ¿en algún momento estaremos a ese nivel?, es algo motivante para seguir aprendiendo cada día más de este deporte. Ya sentíamos el sonido que emergía del río y eso nos alentaba a aligerar el paso para poder refrescarnos. En el instante que llegamos al río me encontré con Wilson que ya se aprontaba para seguir, después de un refrescante baño, pero en ese lugar resbalo cayendo con todo al agua, con mucho afán y preocupación por la cámara que se había perdido en el agua empezó a buscarla. Me metí al río para ayudar a buscar, y con la mente más calmada sumergí mi mano derecha cerca de la piedra donde había resbalado encontrando la cámara en el primer intento; en ese momento me sentí un héroe y al final recordar esto hace mucha gracia y para la próxima que Wilson caiga con la cámara prendida.
Ahora el afán era buscar un lugar donde secar las memorias, el celular y las baterías; unos kilómetros mas adelante encontramos un caserío donde una señora nos ayudo para secar todos los implementos y también darnos cuenta de que no habíamos llevado dinero para degustar unas deliciosas empanadas que vendían en ese sitio, igualmente tener la cruda realidad, que ahora si éramos los últimos. La prioridad posterior a esto era avanzar lo mas rápido posible para cumplir con el objetivo de llegar a la piedra.
La majestad del paisaje era impresionante, avanzar por caminos empantanados, por potreros y por momentos soportar las dolencias musculares enriquecían aun mas la travesía. Cada vez mas cerca del objetivo me encontré con un grupo de corredores que se habían perdido del camino originalmente marcado y que ahora buscaban terminar los últimos kilómetros, parecía un interminable ascenso. Nos encontramos con Omar uno de los organizadores del evento que con mucho desanimo nos comentaba como al parecer alguien había quitado las cintas que servían de guía para colocarlas en otro lugar.
Cada vez más cerca de llegar veíamos personas que ya habían cruzado la meta y bajaban dándonos ánimos para seguir, La Piedra parecía escondida, curva tras curva en el ascenso con calambres seguía avanzando. Pero la motivación era que la voz del animador del evento ya se escuchaba y esa era la señal de que ya estábamos más cerca.
Al final después de 6 horas avanzando logre ver La Piedra del Canadá, imponente, coronando la montaña y llegar a la meta y recibir la medalla fue muy emotivo. Ahora había que terminar y subir a lo mas alto de La Piedra y contemplar el paisaje, tomar las fotos para el recuerdo. Fue un ascenso único, sin importar los problemas logísticos que se hayan tenido fue un trail que disfrute todo el camino y más aun que nuestra travesía no termino allí, ahora teníamos que volvernos a Chapultepec inicialmente se pensaba que era en carro pero no contamos con esa suerte.
Contar el regreso, también hace parte de la travesía, fueron alrededor de 10 km hasta Chapultepec, con hambre, cansados, estirábamos la mano para ver si alguien en carro nos llevaba, pero nadie nos paraba, los pocos Jeeps que habían pasaban llenos, así que nos dimos a la idea que todo el descenso era a pie, conversamos con Wilson y Bryan sobre las próximas aventuras y proyectos que teníamos, reíamos para despistar el hambre que teníamos. Pero saber que estamos haciendo las cosas bien ha hecho que muchas personas valoren nuestro trabajo y nos ha dado muchos amigos que en esos momentos aparecen para ayudarnos. En esta ocasión Andrés Pineda junto con su familia fueron quienes nos invitaron a comer en su negocio localizado al lado del camino, nos brindaron las papas con gaseosa más deliciosas que hayamos comido, esto hizo que volviéramos a recobrar fuerzas y ánimo para seguir adelante hasta Chapultepec.
Ya sobre las seis de la tarde llegamos a Chapultepec, el único carro que quedaba en el parqueadero era el de nosotros, fue una travesía larga, pero de principio a fin disfrutamos de todo, esperamos volver a vivirla el próximo año mejor preparados en todo. Solo me queda dar gracias a todo el equipo de Piedra del Canadá Trail Running por esta invitación, fue una experiencia muy emotiva y felicitar a todos los participantes que se esfuerzan por coronar cada objetivo propuesto.
Foto: Jhon Ivan |
Alex F. Jurado (Juradotti)
5 Comentarios
Excelente crónica.
ResponderEliminarNota mental: SIEMPRE LLEVAR DINERO PARA IMPREVISTOS.
Un saludo.
Muy buen relato compañero Juradotti. Vamos compartiendo historias con los amigos de aventuras...
ResponderEliminarFue una experiencia unica y con ganas de volver a repetirla.
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