Pasados 25 años del episodio más oscuro del fútbol colombiano, aún no llega la luz. La muerte de Andrés Escobar, luego de un autogol que significó la eliminación del Mundial de Estados Unidos 94, conmocionó al país, pero más de dos décadas después la violencia contra los deportistas sigue presente.
Más de 30 mil personas colmaron el cementerio Campos de Paz de la capital antioqueña para darle el último adiós al 'Caballero del fútbol' y repetir, casi a modo de oración: "Por culpa de un bruto Antioquia está de luto".
El recorrido de 12 kilómetros entre el Coliseo Iván de Bedout de la Unidad Deportiva Atanasio Girardot, lugar donde se llevó acabo las honras fúnebres, y el campo santo donde reposaría los restos de Andrés Escobar, tardó cuatro horas por la cientos de miles de personas que saltaron a la calle, ondearon banderas tricolor y verde en blanco. Una señal de rechazo al asesinato del jugador y esperanza a no repetir este triste capítulo de nuestra historia.
El 2 de julio de 1994 Andrés Escobar regresó a Colombia, pocos días después del autogol que notó frente a Estados Unidos en la Copa del Mundo que se realizó en territorio estadounidense. Esa misma noche el defensor central salió compartir con unos amigos en una reconocida discoteca de Medellín sin saber que encontraría la muerte.
"Andrés estaba esa noche con Juan Jairo Galeano y dos amigas en la discoteca. Desde la mesa de Pedro y Santiago Gallón, quienes estaban con un grupo de amigos, le empezaron a gritar 'Autogol, Andrés, autogol', provocándolo una y otra vez. Andrés les pidió respeto y se alejó, aunque estuvo incómodo toda la noche. Cerca de las cuatro de la mañana, cuando salió del lugar, ya en su carro, se dio cuenta de que los dos hermanos que lo habían molestado estaban en el parqueadero El Indio cuando ingresó allí. Volvió a pedirles respeto y que lo dejaran en paz, pero ellos siguieron insultándolo", relataría Jesús Albeiro Yepes, el fiscal a cago de la investigación del homicidio.
Luego de 25 años perduran muchas incertidumbres alrededor del caso. Humberto Muñoz Castro, conductor de los hermanos Gallón, luego de las provocaciones que tuvieron sus patrones tanto en el Indo como en el parqueadero del lugar, se acercó al auto de Escobar y sin cruzar palabra alguna, descargó seis disparos en la cabeza.
Inicialmente intentó armar una cuartada denunciando un robo de su camioneta, incluso resultó con las manos lastimadas por las supuestas ataduras que padeció durante el hurto, pero la autoridades rápidamente lograron desmentir la versión y Humberto Muñoz confesó el asesinato, pero expresó que no sabía que se trataba del jugador de Atlético Nacional, quien estaba a punto de partir al Milan de Italia.
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