Por:
Jhon Albeiro Cabanzo
Es en el sistema que
menos piensa una persona que empieza a realizar actividad física o deporte. Por
lo general, es bajar de peso, mantener un óptimo estado de salud física y
mental, aumentar el volumen de los músculos, prepararse para un deporte
especifico, etc..
Sin embargo, internamente, estamos
afectando, positivamente, un sistema vital que nos mantiene protegidos y, ese
es el inmunológico. Él tiene como función principal reconocer lo propio o no
propio. Esto es importante para proteger al organismo de invasores patógenos y
para eliminar células propias modificadas o alteradas. Los patógenos se pueden
duplicar intracelularmente (virus, algunas bacterias y parásitos) o
extracelularmente (casi todas las bacterias, hongos y parásitos).
Muy importante es la duración, intensidad y frecuencia con la que se realice la
actividad física, influye en la respuesta de adaptación del sistema
neuroendocrino, músculoesqueléticos, cardiovascular e inmunológico.
El ejercicio físico
activa el sistema inmune. Por eso las personas que suelen entrenar con
regularidad sufren menos enfermedades en comparación a las que no realizan
ejercicio (sedentarismo). Siempre se ha creído que practicar alguna actividad
física (ejercicio o deporte) genera un efecto protector contra las
enfermedades. Esto casi siempre es correcto, pero también va a depender de:
· El tipo de actividad física
· Dieta.
· Condiciones físicas.
· Condiciones psicológicas.
Esto no quiere
decir que no vaya a afectarte ninguna enfermedad, recuerda que cuando estas
entrenando o realizando el deporte tus poros están abiertos para permitir la transpiración;
esto es una puerta abierta para cualquier patógeno. También, la buena higiene
propia (ropa, calzado); del recinto o en caso de usar maquinarias, de las
mismas.
Ya se dijo antes,
con respecto a la duración e intensidad. Cuando el cuerpo es sometido a
entrenamientos intensos se puede experimentar un bajón inmunológico, debido al
estrés al que se somete el cuerpo, en muchas ocasiones esto está relacionado
con el sobreentrenamiento, ya que a veces le exigimos mucho al cuerpo y no
recibe suficiente tiempo para descansar.
Entonces el ejercicio físico moderado va a reducir el riesgo
de sufrir infecciones en personas que habitualmente practiquen ejercicio en
comparación a las personas sedentarias. Por lo que realizar ejercicio resulta beneficioso
(sin importar la edad). Hay que estar atento a las señales de alerta.
El principal
síntoma es cuando el individuo comienza a presentar frecuentemente infecciones
sobretodo respiratorio, pero también puede presentar:
· Cansancio habitual.
· Heridas que tardan en cicatrizar.
· Dolores musculares generalizados.
· Lesiones frecuentes.
· Taquicardias.
· Aumento de la frecuencia en reposo.
· Aumento o disminución repentina de la
presión arterial.
Pero también están
los beneficios:
· Ayuda a eliminar bacterias de los
pulmones y las vías respiratorias. Evitando resfriados o gripe.
· Provoca cambios en los anticuerpos y
leucocitos. Los leucocitos son las células del sistema inmunitario que se
encargan de combatir las enfermedades por medio de los anticuerpos, proteínas
que neutralizan las bacterias y agentes externos. Estos circulan rápidamente
con la práctica del ejercicio físico por lo que detecta con mayor velocidad las
enfermedades.
· Eleva la temperatura corporal durante
e inmediatamente después del entrenamiento lo que impide el crecimiento de
bacterias.
· Disminuye la producción de las
hormonas del estrés como lo es el cortisol y la epinefrina. El estrés puede
generar un mayor incremento de sufrir alguna infección.
En conclusión,
evita realizar tu entrenamiento, actividad física o deporte a limites extremos,
no lo necesitas para conocer tus posibilidades y, al contrario, pones en riesgo
tu salud. Cuida tu alimentación cuando comas fuera de casa, visita
periódicamente al médico, así te encuentres bien de salud y, no te automediques
ante un brote de virus o alergias.
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