Corinthians y Palmeiras empataron este miércoles sin goles en un duro y trabado partido de ida de la final del Campeonato Paulista, que se definirá el próximo sábado en el estadio del equipo entrenado por Vanderlei Luxemburgo.
El clásico entre los dos equipos de Sao Paulo, disputado en un Arena Corinthians sin público debido a la pandemia del nuevo coronavirus, estuvo marcado por el juego duro, la polémica y las tanganas colectivas.
Ninguno de los dos planteles fue capaz de perforar la portería rival, en parte por el gran acierto de sus porteros: Cássio, en las filas del Corinthians, y Weverton, en las del Palmeiras.
Con este resultado, si se repite un nuevo empate el sábado en el Arena Palmeiras, el título se definirá en la tanda de penaltis.
En el primer asalto, la tónica general fueron las constantes interrupciones por faltas -se cometieron cerca de 40 infracciones- y la tensión por ganar el trofeo del que es uno de los torneos regionales más importantes de Brasil.
La final ya arrastraba una intensa polémica después de que el Corinthians acusase al Palmeiras de incumplir el protocolo sanitario que, según la directiva del club albinegro, obliga a los equipos participantes a aislarse antes de los partidos.
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