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LA RUTA DEL COYOTE: UN TÓTEM POR ALCANZAR


En Colombia nacieron y se reproducen. Deambulan entre la ciudad mezclados entre el asfalto y el sol a sus espaldas. Se comportan como humanos, pero su corazón pertenece a las montañas. Donde se enrutan cada vez que pueden. No importa si es un día hábil o festivo, estos últimos son los mejores para reunirse.

 


Cada inicio de un nuevo año la manada se reúne a planear la búsqueda de sus huellas, las que nunca se borran para trazar nuevamente la ruta del coyote. Una ruta a la que invitan a todo el mundo para que por un día sean llamados como ellos. Vivan la aventura de pisar sobre sus pisadas, de aullar sobre sus aullidos, de amar la montaña que ellos aman. Son amigables, tienen buen sentido del humor y el espíritu de la vida es su tótem.

 

Atraviesan las montañas abriendo caminos ya hechos, es solo cuestión de retirar unas ramas y ahí encontrarán sus huellas, porque la montaña les corresponde su amor. Cada uno de ellos tiene un nombre, ese que los etiqueta entre los humanos, pero como manada se llaman Coyotes. Tienen un papá, una mamá y un tío Coyote. Son motivación y fuerza. Son apoyo y amor.

 

En el 2022, una nueva edición de esta maravillosa carrera se preparó. Primera reunión, en casa de mamá Coyote. Ocho puntos tratados en vocería de papá Coyote. A partir del 02 de enero, inician con el reconocimiento de las rutas, cada fin de semana se vuelve trabajo para la manada. Vuelven a verse. A los nuevos se huelen, se reconocen, se aceptan sin reparo. Todo aquel que esté dispuesto a ser llamado Coyote, es bienvenido. Una de las pruebas son los chistes flojos de papá Coyote; si tus dientes muestras: “prueba superada”

 

Sus pasos fuertes se oyen. Ya ha corrido la voz de una nueva carrera, la expectativa se impregna entre los humanos, sus orejas se sacuden con cada anuncio en las redes. Su corazón empieza a palpitar por la ansiedad de correr sobre la ruta que este equipo prepara; un equipo al que no le ha importado la sed, el hambre, el sueño. Ni siquiera si la luna llena no brilla en las noches de marcación de ruta, anteriores a la carrera. Cada uno tiene una misión. Todo está listo. Llegan con las estrellas y reciben a los corredores; hambrientos, lúcidos, preparados, ansiosos, iniciantes y nerviosos, porque saben que cada año así sea la misma montaña, es diferente el sentir. Cada año es una nueva experiencia. Así recuerdes que por allí pasaste, no sentirás lo mismo.

 


Allá en la montaña se vuelven cachorros. Disfrutan el lente que les deja el registro de su paso. Saltan, ríen, aúllan. Son arropados por los surcos que arropan al equipo verdadero antes, durante y después del alistamiento de la carrera. Los gritos de inicio de la ruta se oyen a kilómetros de distancia. La voz la tiene un hijo con pelaje naranja y negro, quien hace vibrar la piel y erizar el pelaje.

 


Mamá coyote mima a sus hijos despidiéndolos a sus lugares, donde deben animar y guiar a los corredores. Papá Coyote saluda a los participantes, con su grito de furia que recorre el Valle. “FAFAFÁ”. Coyotes motorizados inician su patrullaje. Rugidos que en la montaña se confunden con los aullidos de quienes la recorren con sus zapatos de agarre.

 


La lluvia intentó borrar las pisadas, es celosa. No quiere que otros tengan la facilidad de copiar las pisadas de los reales. Reta a los corredores a crear sus propias huellas. En cada refugio de avituallamiento se serenan, se recogen por un instante y se les permite disfrutar del agua, la sal, de sabores que los sostendrán hasta el final, porque el camino es duro.

 


Admiración y respeto mutuo por todo aquel que se atreve a enfrentar esta ruta en sus diferentes distancias. Melenas que resaltan dejan que el aire las mueva mientras corren. Muecas de dolor, de verraquera, mientras oyen sonidos de aliento de aquellos que saben que no hay gloria sin sacrificio, ni dolor. Que no hay aplausos sin exigencia al límite de sus capacidades. Que no hay título como Coyote si no has vivido entre su hábitat.

 

Al final, la felicidad de haberlo logrado se hace eco. El tótem ha sido compartido una vez más entre corredores de montaña, que disfrutan ser cachorros y atravesar la ruta para despedirse como Coyotes titulados hasta el próximo año.

 

COYOTESTRAIL RUNNING

LA RUTA DEL COYOTE 5TA EDICIÓN

06 DE FEBRERO DE 2022

FOTOS: AUTORA Y MIBUC


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